Mañana tengo una reunión a primera hora, una de esas que se presentan aburridas pero que pueden terminar por complicarse mucho, con muchos jefes presentes, y además por videoconferencia. Supongo que lo normal en mi lugar sería estar nerviosa por los contenidos de la reunión, las preguntas que me puedan hacer o si voy a meter la pata. Y sin embargo, lo que más preocupa es si la sala de la reunión va a estar muy lejos. Me preocupa y me da rabia a la vez.
Este es otro de los momentos en los que me llevo otra bofetada de realidad. No me afecta la esclerosis... relativamente. Me puedo adaptar, yo puedo con todo... casi siempre. Supongo que como siempre tiraré de orgullo y planificación, llegaré media hora antes para empezar a buscar el sitio (aquí todo es enorme, cercano y a la vez tan lejos).
Ya os contaré cómo lo resuelvo; de momento, sigo rebelándome interiormente contra esta lotería. Hoy no soy tan positiva como de costumbre, pero bueno, supongo que entenderéis que, como todo el mundo, tengo mis días.
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