lunes, 2 de noviembre de 2009

Una chica con suerte

Mi madre me dice a menudo que tengo mucha suerte. Por mi trabajo, por mis amigos, por lo bien que me salen las cosas. No recuerdo si alguna vez me ha dicho que tengo suerte por la evolución de mi enfermedad, que dentro de lo que cabe no es mala. Pero no hace falta que me lo diga ella: soy muy consciente de ello.

Ya sé que siempre hay otros que están peor, y también otros muchos que están mejor. Hoy, la historia de una persona afectada de esclerosis lateral amiotrófica (ELA), me ha hecho volver a dar las gracias, a buscar toda la fuerza que hay dentro de mi, a pensar en personas como Ignacio... me gustaría cederle parte de mi suerte, parte de mi fuerza; como sé que no es posible, al menos quiero que este post sirva para recordar que existe otra enfermedad que también se llama esclerosis, aunque de apellidos distintos, mucho más cruel que la esclerosis múltiple (y que más allá del primer nombre, no tiene nada en común con ella).

También quiero dar las gracias a Rosa, a la que ahora veo mucho menos. Ella fue mi primer contacto con la ELA (perdió a su padre), y su forma de enfrentarse a mi enfermedad fue toda una lección, aunque posiblemente ella no lo sepa.

A los que estáis mejor, sólo os pido que seáis conscientes de que estáis en mi lado de la balanza de la suerte, aunque con un poco más de peso en el plato de la fortuna. Que saquéis todo el partido a ese cuerpo que responde a lo que le pedís. Yo pienso hacerlo en la medida de lo posible.