Hola a todos, hoy quiero contaros lo que pasó tras llamar al médico el lunes... sobre todo lo que me ha pasado a mí, porque la verdad es que la reacción del neurólogo me sorprende bastante.
En primer lugar, estoy bien. Ya no me duele la cabeza y el mareo ha ido bajando en intensidad, hoy casi no ha hecho acto de presencia. Es posible que ya os hayais dado cuenta de que soy poco dada a alarmismos, una actitud que me parece buena pero que, por otra parte, no fuerzo en absoluto. Soy así, y punto. Pero el domingo estaba preocupada, sobre todo por la reacción de la neuróloga que me sigue cuando me trato con Tysabri (como os contaba el otro día).
Lo que no me parece tan bueno es que un médico sea poco dado a las alarmas. Hay que alarmarse ante los síntomas, y si luego no son importantes, mejor... por querer quitarle importancia a un dolor de tripa hace algo más de un año, me diagnosticaron estreñimiento cuando tenía peritonitis. Y casi me muero. Desde entonces mi doctora de cabecera me dice que me queje más, hasta que me hagan caso.
A lo que iba: mi neurólogo es el jefe del equipo en el hospital que me trata en Bélgica, y la doctora que me sigue cuando me ponen el Tysabri es de su unidad, pero como es evidente no es él. Así que por un lado ella se inquieta por el dolor de cabeza y por otro él me hace sentirme como si fuera una exagerada. El lunes le llamé, hablé con su enfermera, le expliqué todo y ella me dijo que el doctor me llamaría en cuanto pudiera. Eso fue a las nueve y media de la mañana.
A las dos del medio día, mientras estaba comiendo, llamó al fin. Me hizo bastantes preguntas, sobre todo insistió mucho en si los mareos eran constantes y si variaban de intensidad. Y que cuánto tiempo llevo con el Tysabri. Le conté que no eran constantes y que creía que estaba algo menos mareada que durante el fin de semana. Eso fue suficiente para que el doctor pensara que se me estaba pasando, que no pasaba nada. "Pues si sigues igual en unos días o te mareas más fuerte, nos llamas", y conversación zanjada.
No es que piense que estuviera equivocado (como os digo, hoy estoy casi al 100%, dentro de lo posible). Lo que me mosquea es que ante una posibilidad de algo tan grave como una LMP, un médico sea capaz de dar carpetazo al tema por teléfono, y encima haciéndome sentir como si fuera una loca. De verdad que no lo soy, pero me hubiera parecido más normal que quisiera verme y por lo menos darme la palmadita en el hombro de verdad, no verbalmente.
¿Qué opinais?
Por cierto, gracias a todos los que habeis compartido conmigo la inquietud. Sois un gran apoyo.
Hola Mitra, pues yo creo que el médico debería haberte recibido, que menos por favor!!!! me parece tremendo que estando pautada con Tisabry y teniendo dolor de cabeza y mareos no te haga pasar por la consulta.
ResponderEliminarLo que demuestra ese neurologo es que tiene un ego muy grande.
Un beso y cuidate. Javier.
Hola Mitra, Si no te sientes bien deberías de insistir. Yo tuve bastantes problemas con el interferón y no me hacían caso, cada vez tenía más fiebre y la debilidad era horrible y más o menos vinieron a decirme que me quejaba mucho. Finalmente, me pasaron una serie de cosas raras y saltaron las alarmas y corriendo me lo quitaron y encima tuvieron el valor de decirme que con un tipo de análisis podrían haber visto si mi cuerpo había creado anticuerpos contra el interferón. Todo esto dp de tenerme un año entero hecha polvo y dándole vueltas a la cabeza. Si ya estás bien me alegro, pero si tienes alguna duda yo les insistiría hasta que te hicieran cualquier prueba, para descartar cualquier cosa.
ResponderEliminarSi ya te encuentras bien, no le des más vueltas, pero si no, insiste. Yo podría haberme ahorrado varios disgustos si no hubieran tenido ese ego que parece ser una característica propia de todos ellos.
Un beso y cuídate mucho
Con los médicos hay que tener mucha paciencia, no se os olvide. No voy a entrar aquí en las causas pero mi experiencia dice que hay que ser muy pacientes con ellos y saberle coger las vueltas. (Se me ocurre la barbaridad de que todo médico debería pasar por lo que pasan sus pacientes alguna vez para saber a qué se enfrentan). Si no te encuentras bien, Mitra, insiste con la doctora que sí te hace caso y que parece es tu contacto más directo. Ella informará al jefe seguro. En cuanto a hacerte pensar que eres una quejica, tienes que disculparle: ellos también tienen malos días. El primer neurólogo al que me tocó acudir me dijo que lo que tenía era que estaba en muy mala edad (Hipócrates le perdone). Menos mal que mi médico de cabecera era chica lista y me mandó directamente al hospital vía urgencia: esclerosis múltiple.
ResponderEliminarHay que ser paciente, Mitra, paciente (de paciencia) con los médicos y no temas en insistir.
Entiendo lo que dices Mitra. A pesar del "ojo clínico" que desarrollan los médicos al cabo de los años y que les permite distinguir entre una falsa alarma y un síntoma verdaderamente alarmante creo que lo mejor que podemos hacer es dar la tabarra. Aunque nos llamen pesados y neuróticos. Al fin y al cabo es nuestra salud la que está en juego. Me alegro de que haya sido una falsa alarma. Un abrazo.
ResponderEliminarEn lugar de quejarte en un blog en donde ndie puede darte una ayuda real, cambiá de profesional.
ResponderEliminarHola a todos!
ResponderEliminarGracias por vuestros comentarios y consejos, la verdad es que me pareció que el médico tenía razón, por eso no insistí. Sólo me rebelo contra que me dé un diagnóstico por teléfono, ante la posibilidad de que pudiera tratarse de algo grave, conocido y causado por un medicamento que tomo. Como dice Pepe, creo que se guía por su experiencia, "ojo clínico" si preferís, pero no temina de convencerme (como actitud de un médico, repito que el diagnóstico me pareció lógico).
En cuanto al último comentario, te daría la razón en lo de cambiar de médico, pero no en que me quejo en un blog donde nadie me puede ayudar... me ayudan, y mucho, no como ayudaría un médico, pero sí como sólo lo pueden hacer personas que comprenden mis experiencias y que me pueden contar como las viven y afrontan ellos. En realidad, para eso escribo: para compartir mis reflexiones, dejarlas salir, aprender de otros.
¡Un beso fuerte a todos!